miércoles, 13 de mayo de 2009

Neopolíticos

La nefasta estrategia de posicionar candidatos provenientes del mundo del espectáculo y el deporte, es asimilable a las maniobras marketineras de proponer figuritas que surgen del universo de los negocios.
La utilización del símbolo es idéntica. Para unos, la fama e imagen, y para éstos últimos, el dinero. Es decir, en ambos casos, se echa mano a sujetos que trasmiten tres de los valores que más se exaltan en la sociedad en que nos toca existir.
De la misma forma que, desde mi perspectiva, encuentro incompetente y falto de sensibilidad a una estrella del espectáculo para legislar o gobernar, percibo inútil a un tipo de negocios, acostumbrado al individualismo, para trabajar por el bien común o fluir en el complejo arte de componer los intereses de mayorías y minorías.
Es cierto que los hombres de pura cepa política nos defraudan constantemente, pero no por ello hay que entregarse a la oferta de productos con atractivo packaging y contenido vacío.

Anibal

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